Después de leer la novela Bajo este sol tremendo que nos dejó tan buen sabor de boca, nos propusimos localizar a Carlos Busqued, el padre de la criatura, intuyendo que nos podía comentar cosas interesantes acerca del proceso creativo de un escritor. Y no nos equivocamos. He aquí el resultado de la pequeña conversación que necesariamente hubimos de mantener en la distancia, agradeciendo tanto su amabilidad como el interesante contenido de las respuestas.

(Como la entrada nos ha quedado bien generosota en todos los sentidos, os la presentamos en dos partes)

-Es usted de los que fermentan las ideas rápidamente o de los que escriben, tachan, desechan, corrigen, desechan…

Corrijo mucho porque soy muy torpe para escribir. Y corto y pego mucho, reubico las frases varias veces hasta que encajan y funcionan con el conjunto. Soy un lector muy haragán, y cuando me leo para corregirme, ataco el texto como si fuera de otro. Y pensando así, cada cosa que me aburre o disminuye mi interés, se va. Es un ejercicio doloroso, aprender a sacar cosas que a uno le gustan por razones personales, pero que no funcionan como elementos narrativos.

-Cuentan los que saben que el proceso creativo es cuestión de trabajo y dedicación… Sin embargo, muchos ni aun con eso. ¿Qué tiene un escritor talentoso de lo que carece buena parte del resto?

Mh, justo el talento es una cosa tan escurridiza como concepto… Yo como lector le pido al escritor que sea interesante y me entretenga. Si tomamos diez libros que logran ser interesantes y entretenidos, de esos diez, hay cinco o seis que van a ser excelentes. Y los otros no nos costó leerlos. Si tomamos cincuenta libros llenos de pensamientos personales, disgresiones, opiniones políticas y catarsis del escritor que entorpecen la historia, de esos cincuenta, sólo serán interesantes dos o tres. Y leer los otros fue un infierno. Ese es mi criterio como lector, y en función de eso muevo mis muñones de escritor.

-Cierta vez un escritor nos decía que aguardaba las ideas haciendo el pino, con las esperanza de que la inspiración le llegara de los pies… ¿Cuál es su método en particular?

Me siento durante horas a la maquina, sufriendo porque no se me ocurre nada. Avanzo muy de a poco. Un párrafo por día, dos líneas. Hay días maravillosos en los que todo ese conjunto adquiere una unidad de sentido. A partir de ahí es un trabajo artesanal de pulido, que lo disfruto más porque ya sé a donde voy.

-Una pregunta capital: un autor, ¿sabe evaluar objetivamente la calidad de lo que acaba de escribir? Es decir: en su fuero interno hay una lucecita que se enciende infalible cuando al releerse se da cuenta de que lo que ha compuesto es una soberana basura o, por contra, un cachito de buena literatura?

En mi caso no puedo dar testimonio de otra cosa que lo que te decía más arriba: hay momentos en que el conjunto cobra una identidad, una “unidad conceptual” digamos. Te das cuenta que la cosa está bien, está concreta. Porque también hay momentos en que sentís que tenés barro en las manos y que hay que tirar todo eso a la mierda. Y lo hago.

(continuará…)