Año 2069. Alguien, a medianoche en su casa, se acerca a la nevera a por un vaso de leche. Su asistente virtual le informa al instante del aporte nutricional de la bebida, de su trazabilidad y hasta del nombre de la vaca de la que salió. Tras bebérsela, basta una palmada para apagar las luces e irse a la cama.

Las granjas estarán totalmente automatizadas, el software y la robótica mejorarán la productividad de la ganadería y harán la vida más fácil al productor. Además, serán autosuficientes transformado sus residuos en energía.

La leche evolucionará hacia la personalización. A través de las nuevas tecnologías, el consumidor podrá elegir los nutrientes necesarios para que cubra sus necesidades y será diseñada según su perfil genético, futuras patologías, etc.

Ya podemos imaginar un poco mejor cómo será el futuro. El cambio comienza hoy.