En nuestra sociedad aún hay un tema tabú del que mucha gente no suele hablar, aunque perturba a muchas personas: la muerte. En mi opinión es un tema que es normal que asuste y que se rechace, porque pienso todavía no estamos bien preparados para afrontar la etapa final de la vida. Mi pregunta es: ¿Es la muerte el final de la vida o habrá algo más allá de ella?

Yo creo que sí. De todas las hipótesis existentes, no sé cuál será la cierta. Si de verdad subimos al cielo, nos reencarnamos, vivimos como fantasmas o si volvemos a comenzar otra vida como si de una cinta de casete estuviéramos hablando. Son muchas las teorías que pretenden explicar cómo es la vida después de la muerte y es mucha la gente que cree en una u otra. A lo largo de tu vida te planteas muchas de ellas, pero al final creo que todo el mundo piensa de manera optimista. En realidad, nos hacemos creer a nosotros mismos que después de morirnos seguiremos viviendo; y en muchos casos de manera mejor.

En nuestra cultura, a la mayor parte de nosotros nos han educado dentro del cristianismo. Incluso en la escuela pública, son muchos niños y niñas estudian Religión. Esto implica que muchos tengamos la figura de Jesús como ejemplo de vida y que creamos que al morir nuestra alma subirá al cielo para vivir eternamente. Pero, conforme vamos creciendo, nos vamos haciendo preguntas, pues muchas cosas de las que nos han enseñado en clase de Religión no tienen mucho sentido. ¿Cómo alguien todopoderoso como «Dios» permite tantas injusticias en el mundo? ¿Qué significa que los malos vayan al infierno y los buenos al cielo? ¿Quiénes son los malos y quiénes son los buenos? Son muchas las preguntas que nos hacemos que no tienen ni lógica ni respuesta. Y es en ese momento cuando pasamos a barajar otras hipótesis, como la de que después de la vida te conviertes en polvo, desapareces y sólo vives en el recuerdo de algunas personas.

En estos momentos de mi vida, yo creo en la reencarnación; es decir, que cuando morimos simplemente volvemos a nacer. No tengo muy claro si nos convertimos en un animal, en otra persona o en qué tipo de ser. Pero muchas veces tengo la sensación de que algunas cosas ya las he vivido y eso me hace creer en la reencarnación. Ante tanta incertidumbre respecto al más allá, debemos vivir cada momento como si fuera el último, respetando a los demás y disfrutando intensamente todo lo que podamos con nuestros seres queridos.

Ana González Carretero