Yo tengo frío. ¿Tú?

Ha llegado el frío a Asturias, a Gijón y al Piles. Y `por mucho que se ponga la calefacción (prometemos que se pone), hay un momento en el que en todas las aulas se oye eso de “¡qué frío hace1”. Ya está armada: unos quieren tener ventanas abiertas; otras, cerradas.

Aunque te sorprenda, eso de que las chicas se quejan del frío antes que los chicos no es ninguna manía. Tiene base científica. Y es que, la culpa de todo la tiene el cerebro, que no es igual en unas que en otros.

Verás: todos los humanos tenemos en la piel receptores del frío y cuando estos captan una bajada de temperatura, el cerebro femenino reduce el envío de sangre caliente a la piel y la manda al interior del cuerpo. Y así, mantiene más calentitos su propio cerebro, el corazón, los pulmones y la cavidad abdominal.

En cambio, el cerebro masculino lo hace al revés. Y confunde a los receptores del frío, que cuando se quieren dar cuenta de que ahí fuera están cayendo los grados, ya está el pobre cuerpo tiritando.

Podríamos decir que es más efectivo el sistema femenino en este caso, que el masculino. Y que ellas evitan siempre que pueden eso de “se me ha metido el frío en el cuerpo” que es frase de madre, de abuela…

Así que, si estos días de frío, tras el recreo, las chicas se quejan de que hace frío…es mejor hacerles caso. Ventilamos para que deje de oler a humanidad y ¡a hacer que nuestros receptores sean felices!.