Semana 6: «Envidia», Carlota P.G.

Era mentira todo lo que ellos decían, era toda mi clase contra mí. Estaba harta, no tenía amigos y todos me odiaban. ¿Que qué ha pasado? Os digo.

Era lunes por la mañana, muy temprano: hicimos un concurso y gané. Martes por la mañana, otro concurso, también gané. Todos los días fue así, mis compañeros empezaron a pensar que hacía trampa; yo les decía que todas esas palabras raras que sabía decir, escribir y su significado salían de mi mente, pero no me creían. El profesor empezó a decir palabras: jíbaro, occiso, impávido, alevosía y más. Empecé a escribir y poner significados como siempre. El profesor se sorprendió, y ese día que aún recuerdo a pesar del tiempo preguntó cómo es que siempre lo sabía todo. Yo no le respondí como cuando a mis compañeros cuando me preguntaba, sino que le dije «me han programado así».

Semana 5: «Mercadona», Elena M.G.

Eran mis amigos. Bueno, empiezo por el principio de la historia.

Estábamos «el Dani», » la Leyre» y yo en el Mercadona comprando ya que nos habían expulsado del instituto. De repente, se apagaron las luces y me quedé sola: no había rastro ni de Dani ni de Leyre.

«Así por la cara» vinieron unos policías a arrestarme por haber hecho un delito, pero yo no sabía qué había hecho. Cuando llegué a la cárcel me dijeron que no podía salir hasta que pasaran 25 años.

Cuando pasó ese tiempo fui al mismo Mercadona en el que me habían arrestado. Comprendí lo que había pasado: un chaval mató a «la Leyre» y «al Dani» y se escapó por la puerta principal del Mercadona. Los policías me acusaron a mí de haber cometido ese asesinato.

Pero yo sabía que no había sido yo.

Era mentira.

Semana 4: «La peor senda», Álex M.G.

«Todo era una broma». Después de haberlo pasado tan mal, solo me quedaba reírme.

Era sábado por la mañana. Había quedado con mi primo para ir de excursión, lo tenía todo preparado: mochila, botas, cantimplora… y el móvil cargado a tope por si acaso era necesario. Íbamos a hacer la Senda del Oso. Llegamos allí y empezamos la senda. Hacía mucho calor, no paramos de beber y se nos acabó el agua; entonces fuimos al río a coger más. De pronto sentimos un ruido en los matorrales. Mi primo empezó a gritar y yo me asusté, ¡pensábamos que era el oso y que venía a por nosotros! Sentí un empujón y caí al río.

Cuando conseguí salir del río vi a dos chicos en la orilla. Cuando me acerqué, me di cuenta de que eran mis amigos.

Semana 3: «La broma COVID», Adrián V.G.

«¡Vamos a morir todos!». Eso es lo que decían mis abuelos cuando llegó el coronavirus por segunda vez. Ellos me contaron que cuando eran pequeños esto había pasado y mucha gente había muerto. Mi abuelo me dijo lo que había que hacer: comprar un perro, mascarillas, gel hidroalcohólico y descargarse TikTok.

Cuando llegó la cuarentena nos explicaron por qué compramos todo eso: el perro para tener la excusa de pasearlo y poder salir a la calle, las mascarillas y el gel para no contagiarse y TikTok para no aburrirse. Después de todo eso encendimos la tele y dijeron que era el Día de los Inocentes y que todo era una broma.