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la serrana

Te invitamos a que uno de los propósitos literarios para el año nuevo sea el de recordar al menos uno de los romances tradicionales de nuestro rico romancero, una expresión de cultura popular que sin el sustento que le es propio, la transmisión oral, únicamente resulta accesible a través de registros sonoros que folcloristas e investigadores entusiastas recopilaron durante las últimas décadas por toda la geografía española. Curiosamente, fueron los niños del siglo XX los últimos depositarios de un romancero casi totalmente olvidado que hunde sus raíces en el siglo XIV, al incorporarlos al repertorio musical de sus correrías por el patio de la escuela o la plaza del pueblo. Escribe Menéndez Pidal en su Romancero Hispánico que «La última transformación de un romance y su último éxito es el llegar a convertirse en un juego de niños».

Los romances son poemas breves de tema variado que se cantaban o recitaban con acompañamiento musical, y que estaban íntimamente ligados al folclore del lugar, por lo que abundaban versiones, interpretaciones y variantes sobre un mismo tema.
El que traemos hoy aquí trata de pasiones innobles y amores mal entendidos. Con una técnica casi cinematográfica, el romance describe el encuentro en descampado entre la serrana y uno de los galanes que la pretenden. La muchacha acude a la boda de su hermano sorteando como puede la nieve que se acumula en el camino. Hace un frío que pela. Al notar la presencia del hombre, pone pies en polvorosa. Pero el individuo no está dispuesto a dejar escapar la presa y, dejándose de disimulos, corre tras ella. La alcanza al pie de un olivo mágico. Por mucho que insiste, el caballero no logra convencer a la muchacha de sus buenas intenciones, hasta que, harto de ruegos y carantoñas, descubre sus cartas: si por las buenas no se le otorgan los favores que demanda, se los tomará él por las malas a punta de cuchillo. En pleno forcejeo, el puñal le cae de las manos y la serrana, veloz como un rayo, lo toma al vuelo y le atraviesa el corazón de parte a parte, punto álgido de la historia. En esta versión, la chica no se apiada del galán, que en trance de muerte se lamenta infantilmente por la torpeza cometida. La serrana no solo da muestras de ser rápida, ágil y veloz, sino que haciendo alarde de un músculo notable, carga el cuerpo del hombre a lomos de su caballo con intención de darle sepultura. La versión escogida incorpora a un ermitaño que le concede el lugar que viene buscando, aunque discretamente deja entender que el muerto no es cosa suya y que si quiere redondear la faena ha de apañarse ella solita como buenamente pueda.
La versión cantada es de Joaquín Díaz.

Por la montañita arriba camina la serranilla
con la falda arregazada y la nieve a la rodilla.
La nieve caía a copos y agua menudita y fria,
con el pie pisa la nieve, con el zapato la trilla.
Echó la vista hacia atrás, por ver si alguno venía
la estaba viendo un galán de los que la pretendían.
La niña de que le vió, dejó de andar y corría;
mucho corría el caballero, pero más corre la niña.
Dónde la vino a alcanzar, al pie de la verde oliva,
la oliva como era amarga, amargamente decía:
-Dónde va la niña blanca, donde va la blanca niña.
-Voy a bodas de mi hermano, que casarse pretendía.
-Si tú me quieres a mí, yo iría en tu compañía.
-Yo no te quería a ti, que mis padres no querían;
no me quites el honor, aunque me quites la vida.
-Te he de quitar el honor, no te he de quitar la vida.
Estando en estas palabras, el puñal se le caía,
la serrana que no es torpe, con su mano le cogía.
Se le clavó por la espalda, a un costado le salía.
Con las ansias de la muerte, estas palabras decía:
-No te vayas alabando, ni en tu tierra ni en la mia
que has dado muerte a un galán, con las armas que él traía.
Se le cogió en el caballo, sube montañas arriba
donde había un ermitaño ganando su santa vida.
-Por Dios te pido, ermitaño, por Dios te lo pediría
que me dejes enterrar un cuerpo que aquí traía.
-Entiérrale niña blanca, entiérrale, blanca niña.
Con el su puñal dorado, la sepultura le hacía.

más que literatura

Las alumnas de Literatura Universal: Ana Vega Zobolotna y Vanesa Martínez Riva leen e interpretan a Shakespeare; Candela Olivar Pintueles nos cuenta un relato de Boccaccio ilustrado por ella misma.



un artesano del dibujo: Collado Coch

A Luis Collado Coch (Valencia, 1935), artista y creador gráfico, le gusta que le consideren ante todo un artesano del dibujo… Y no es para menos: lleva más de sesenta años en la profesión y sigue en activo, escribiendo y dibujando historietas bélicas a todo color con dos ingredientes básicos: mimo exquisito y la rigurosa documentación marca de la casa. Ahora no padece el apremio de los encargos ni está sujeto a consignas editoriales, pero sigue trabajando incansable en lo que ha sido y es la gran pasión de su vida. Su último álbum Objetivo Amberes (Amaniaco Ediciones, 2018) revisa históricamente uno de los últimos episodios de la Segunda Guerra Mundial: la contraofensiva del ejército alemán en Las Ardenas a fines de 1944. El maestro no se ahorra combates de blindados ni escaramuzas aéreas. El relato es trepidante. Las detonaciones y el rugido de los carros resuenan en los pabellones auditivos como en el mejor de los cinemascopes (¡sin una sola onomatopeya!). D. Luis ha trabajado diferentes géneros (western, policíaco, terror, histórico..) para prestigiosas editoriales de todo el mundo, y sus álbumes se han vendido tanto en el mercado nacional como en el internacional. Su firma está asociada con la de aquellos otros creadores legendarios de lo que ha sido la época dorada de la historieta en España. Haciendo un paréntesis en sus múltiples ocupaciones, no tiene inconveniente en atendernos amablemente cuando llamamos a su puerta para formularle unas preguntas.

Bl. A nosotros nos gusta pensar que el libro ilustrado, que el tebeo en sí, es una pequeña obra de arte ¿Está usted de acuerdo?

C.C. Completamente. Hay comics que son una verdadera obra de arte.

Bl. Como autor plenamente en activo, ¿guarda nostalgia de la década de los cincuenta y sesenta en la que usted dibujaba entre otros al mítico Ric Rice, el Pacificador?

C.C. Quizás un poco. Pero fue una época difícil… Había mucha competencia y yo no tenía los conocimientos que tengo  ahora…

Bl. En aquellas viñetas a una tinta las actitudes de los personajes son pudorosas, y las bellas señoras no se permiten ni una sola pose sugerente… ¿La censura marcaba de cerca a los dibujantes?

C.C. La censura de entonces era muy fuerte. No dejaban pasar nada. Recuerdo que en un guión de El Jabato los personajes estaban en África. En una tribu hay una nativa gordísima que se enamora de Fideo. Él no para de rehuirla. A la mujer le dibujé una falda con una abertura que enseñaba el muslo, para tentarlo… Pues bien: la censura me tapó con tinta la abertura y sin embargo no se fijaron en el juego sexual que se traía la nativa…

Bl. ¿Qué tebeos le gustaban en su infancia? ¿Le viene de ahí su afición por la historieta?

C.C.  Me gustan los americanos… Flash GordonLa Patrulla del MarfilEl Principe ValienteEl Hombre EnmascaradoTarzán… También me gustaban mucho Las páginas de El Inspector Dan, dibujadas por Giner, El Cachorro de Iranzo, Pantera Negra de Ortiz, o Aventuras del FBI de Bermejo. ¡Y cómo no!… Hazañas Bélicas de Boixcar y unos cuántos más. Efectivamente, fueron mis maestros.

Bl. ¿Qué tebeos actuales le resultan más interesantes?

C.C. No puedo hablar de los cómics actuales pues lo que veo es manga y no me interesa mucho.

 «Los cincuenta fueron una época difícil. Había mucha competencia y yo no tenía los conocimientos que tengo ahora»

Bl. ¿Cómo se siente más cómodo: creando sus propias historias o colaborando con un guionista?

C.C. Me siento más satisfecho creando mis historias, pues mis guiones me parecen de más calidad que la mayoría de los guiones ajenos (modestia aparte).

Bl. ¿Qué papel cree que ha tenido el cine en el lenguaje del tebeo clásico?

C.C. ¡Enorme! Ha influido en todos los dibujantes. Ha sido una fuente inagotable de ideas, encuadres, archivo de personajes, paisajes…

Bl. ¿Cuál es su obra, digamos, “más querida”?

C.C. ¿Mi obra más querida? De hecho hay varias en mi trayectoria profesional… Las que hice para Inglaterra, dibujando guiones sobre la Segunda Guerra Mundial durante más de veinte años… sobresale una serie titulada El Grupo Falken. Gracias a ello me especialicé en el tema bélico… Tanto es así, que ahora he vuelto al tema, pero a todo color. Los guiones son míos… ¡Y estoy disfrutando como un enano!

Bl. ¿Ha cambiado mucho la forma de trabajar de un creador de mediados del siglo pasado a hoy en día?

C.C. ¡Ya lo creo! Entonces solo tenías un papel bastante malo, unas plumillas, un pincel y tinta china. Ahora las herramientas son mucho más variadas. Tenemos unos papeles muy buenos y, sobre todo, podemos colorear las viñetas directamente. Yo, por ejemplo, pinto las viñetas como si fueran ilustraciones, algo impensable por aquel entonces.

Bl. ¿Nos podría contar alguna anécdota que le haya sucedido a lo largo de su dilatada y prolífica carrera profesional?

C.C. Bueno… Hay muchas… Recuerdo lo que hacíamos cuando trabajábamos para Bruguera ilustrando cuentos de hadas… Imaginaos la sala de un castillo en época medieval… Se puede ver a la princesa de turno hablando con su padre, el rey. Pues poníamos, por ejemplo, un teléfono en un rincón o una lámpara moderna sobre una mesilla. Y hacíamos apuestas sobre si lo descubrirían o no en la editorial. ¡Era divertido! Me acuerdo también de que un año me invitaron al festival de cine de Gijón. Allí, en la playa, nos obsequiaron con una parrillada de sardinas. Éramos unos cuantos dibujantes españoles y extranjeros. Entre ellos estaba el gran Hogarth, el dibujante de Tarzán, que había venido con su novio. Le ofrecieron sardinas, claro. Él cogió una, la olfateó, y con reparo le dio un pequeño mordisquito… ¡Casi nos deja sin sardinas! ¡Solo se le oían exclamaciones de satisfacción mientras se las devoraba…!

Con un poco de pena, concluimos (de momento) este breve recorrido por la historia viva de nuestra historieta bélica. Invitamos a nuestros incorregibles lectores a pasarse por la biblioteca y disfrutar de algunas de las obras que hemos citado aquí, entre ellas los ejemplares de Historias de soldados, Objetivo Amberes o los tomos de la Historia de España en cómic (Genil, 1986) donde identificarán fácilmente el estilo inconfundible de nuestro autor. Queremos agradecer de corazón la paciente disposición de D. Luis Collado y pedirle sinceras disculpas por perturbar la calma del artista, que lo nuestro sí que ha sido una invasión en toda regla. Gracias D. Luis por habernos enseñado a disfrutar un poco más de la lectura y de los tebeos.

machado

Hace ochenta años que desapareció el poeta Antonio Machado. Como miles de españoles, abandonó su patria urgido por las terribles circunstancias de la guerra, arrastrando el peso de la pena y la derrota. Pero se detuvo pronto: quizá fuera porque intuyó la muerte. O simplemente por fatiga. Collioure, un pueblito francés cercano a la frontera, brindó el último cobijo al escritor sevillano (personas de incuestionable mérito académico afirman que Don Antonio era sorianoDoctores tiene la política…). Falleció en la cama de un pequeño hotel junto a la cajita que contenía un puñado de tierra española.  Lo enterraron de prestado, en un nicho que tan solo unos días después alojaría también a su madre anciana, a quién dedicó sus últimas palabras. No es intención nuestra glosar la vida y la obra de Don Antonio, pues son muchos los que con más tino y autoridad se encargarán de hacerlo durante estos días, pero sí llamar la atención sobre sus letras, en prosa y en verso, referente de la literatura española del siglo XX e inagotable fuente de encanto, belleza, sensibilidad y sabiduría. Pruebas de la modestia e ingenua sencillez del poeta son algunas de las líneas escritas para el proyecto de discurso de ingreso en la Real Academia de la Lengua Española que, por otro lado, nunca se llegó a formalizar:

No soy humanista, ni filólogo, ni erudito. Ando muy flojo de latín, porque me lo hizo aborrecer un mal maestro. Estudié el griego con amor, por ansia de leer a Platón, pero tardíamente y, tal vez por ello, con escaso aprovechamiento. Pobres son mis letras en suma, pues, aunque he leído mucho, mi memoria es débil y he retenido muy poco. Si algo estudié con ahínco fue más de filosofía que de amena literatura. Y confesaros he que con excepción de algunos poetas, las bellas letras nunca me apasionaron. Quiero deciros más: soy poco sensible a los primores de forma, a la pulcritud y pulidez del lenguaje, y a todo cuanto en literatura no se recomienda por su contenido. Lo bien dicho me seduce sólo cuando dice algo interesante, y la palabra escrita me fatiga cuando no me recuerda la espontaneidad de la palabra hablada. Amo a la naturaleza, y al arte sólo cuando me la representa o evoca, y no siempre encontré la belleza allí donde literalmente se guisa.

 

http://www.youtube.com/watch?v=AKDy6aC363g

http://www.youtube.com/watch?v=Zii0T33XA74

jardines en el bolsillo

“Un libro es como un jardín que se lleva en el bolsillo”. Así reza un proverbio de origen árabe, y aunque podríamos suscribirlo con el ese mismo ánimo poético, le vamos a poner algunas pegas de esas que les escuchamos a veces a nuestros compañeros de la FP Agraria: Hay jardines muy coloristas pero pretenciosos. Otros se presentan salvajes, pero lo que están es descuidados. Los hay tan insulsos que lo mejor que se puede decir de ellos es que su césped parece artificial. También encontramos jardines en rincones recoletos que son como pequeños retratos de la naturaleza, pero otros están comidos por la maleza, son cenagosos, oscuros y tristes. Por analogía, hemos de acercarnos a los libros con idéntica precaución: no todo lo que se imprime es bueno, ni conveniente, ni entretenido. Para no rendirse a modas o corrientes, o no sucumbir ante las interesadas promociones publicitarias, es necesario que alguien nos guíe por la endiablada geografía de las letras, que es la del pensamiento, transitando por falsos paraísos de postal hacia los destinos que satisfarán la sed del viajero y su ansia de paisaje. Jardines en el bolsillo es un programa radiofónico de libros y literatura. Así. La diferencia con otros estriba en el enfoque: de ordinario la divulgación literaria se va por el cerro de los excesos y las pedanterías, ignora a los clásicos o se centra en la prosa o en las novísimas novedades de la industria editorial. Jardines habla de Literatura sin entrevistas, estridencias o parafernalias, haciendo de cada sección un agradable y entretenido encuentro a tres bandas: locutores, autor y oyentes. Radio Nacional de España tiene tradición en este tipo de programas y es, de largo, la que emite mejores contenidos culturales y musicales. Hubo tiempos mejores, también es verdad, pero los profesionales más reputados fueron expulsados o invitados a jubilarse para retornar a un modelo más dócil y empático con las directrices políticas de turno. Aún así, no se consiguió arrasar por completo con una escuela de radio que comenzó a fraguarse a comienzos de la Transición y cuyos herederos son los promotores de programas como el que traemos hoy a nuestra bitácora. Solo nos queda recomendarle a nuestros lectores que lo escuchen, que es gratis. Todas las entregas de este espacio semanal están a disposición en el archivo sonoro de Radio Nacional de España.

pájaros en la cabeza

Aquel que piense que para encontrar talento debe pagar el peaje del Huerna se equivoca de cabo a rabo. Para demostrarlo traemos a nuestra bitácora a María Díaz Perera (Gijón, 1980). Y no solo porque La Perera sea asturiana, sino porque su trabajo tiene trazas de convertirse en uno de los más reconocibles del panorama nacional. Encontramos que María tiene una cálida y personal manera de hacerse visible en este universo editorial donde cada vez abundan más los ejemplos de jóvenes artistas con un enfoque artístico genuino. El caso de María Díaz destila poesía y encanto, y un optimismo que se llena de flores y, sobre todo, de pájaros que vuelan por doquier. Su obra nos recuerda un tanto a esa otra gran María, la ilustradora María Pascual, con quien encontramos algunas conexiones estéticas como el halo de común dulzura con la que ambas envuelven sus personajes o el estilo, sencillo y claro, en el que los colores inundan la retina del observador, sea niño, joven o adulto. Por todo lo escrito le queremos dedicar nuestro marcapáginas de cabecera. Pero no contentos con ello, y como nos apetece saber un poco más de ella misma y de su trabajo como dibujante, le hemos preparado una pequeña entrevista que esperamos os guste. Atentos a las siguientes entregas…

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