http://www.youtube.com/watch?v=iFOcIvSBDV0

Si estás desorientado, confuso, turbado, perplejo… escucha a Georges Brassens. Las letras de Brassens destilan inconformismo corrosivo, mala leche cósmica. Si te sientes abochornado, desconcertado, si no entiendes lo que pasa a tu alrededor, si te resulta imposible hacerte entender en tu propio idioma, si te satura tanta palabra vacía, escucha a Brassens. Los monigotes musicales de este francés casual adornan las ilustres chepas de los padres de la patria, de los profetas amnésicos, de los fiscales estériles. Si no sabes hacia dónde mirar, si el horizonte se escora peligrosamente hacia el desastre, si temes que el mundo deje de girar en horas de oficina, si te provocas el vómito con dos dedos de frente, escucha a Georges Brassens.  Si el profesor no sabe distinguir el eclipse de un parche en el ojo, si los tontos que conoces sientan cátedra, si el notable alto está por encima de tus posibilidades, entonces escucha a Brassens. Escucha cuando le canta a los idiotas felices que compadecen al desgraciado que no tuvo la fortuna de nacer en su bastión, en su provinciano terruño, los imbéciles agradecidos de no se sabe qué gloriosa herencia, dispuestos a saltar de su agujero y poner en fuga al inmigrante, al intruso al que miran con desprecio desde su pedestal, al que señalan con el dedo inquisidor con el que también advierten y amenazan. Lo dicho: si estás así, lee a Brassens