Ya hemos terminado nuestro panel dedicado a los iluminadores. Seguimos escrupulosamente las pautas que los maestros medievales: elección del motivo, traslado al pergamino (en nuestro caso una tabla de contrachapado reciclada), tratamiento de los dorados (nos conformamos con posos de café diluidos en agua) y coloreado con pigmentos transparentes utilizando el fondo claro de la tabla para los efectos de luz, matizando las sombras con tonos más claros o más oscuros. El negro que realza los contornos y los pliegues de la ropa no es de marfil carbonizado ni de nuez de agallas: rotulador y pintura al agua, barata, accesible y limpia que había sobrado de otro proyecto. Con casi ningún gasto y unas horitas de trabajo pulcro y ordenado hemos reproducido a lo grande esta viñeta del Bestiario de Rochester a la que hemos dado la relevancia que merece.