Categoría: el tebeo (Página 2 de 3)

cosas nuestras

Si no fuera por la sucesión de las estaciones y la posición de las estrellas, el movimiento de la Tierra pasaría desapercibido. Ningún bandazo que nos haga sospechar que viajamos por el espacio a más de cien mil quilómetros por hora… Así pasa con la Historia: no apreciamos los cambios, las volteretas del tiempo, hasta que encontramos puntos de referencia y tomamos perspectiva.
Cuando los más jóvenes se contemplan en el espejo de las generaciones,  reconocen en los rasgos de abuelos o bisabuelos los suyos propios como fruto que son de la herencia compartida, pero en cambio extrañan otros reflejos: los múltiples relatos en sepia atrapados entre los pliegues del recuerdo, historias que los mayores desgranan con más pelos que señales, el eterno vicio de los narradores minuciosos. Efectivamente, queridos niños: hubo un tiempo sin pantallas, sin cobertura, sin armarios modulares, los trenes echaban humo y las barras de pan calentitas te ponían perdido de harina. Sin embargo rodaban muchas bicicletas, más que ahora, y se reutilizaban hasta las chapas de los botellines. Un adelanto de la modernidad, diagnosticarán los expertos. La ilustradora Ilu Ros (Mula, 1985) dibuja un tierno encuentro que pone de manifiesto la complicidad entre dos mujeres, cada una producto de una época y una situación, y si la narradora alimenta anhelos y fantasías con pocas certezas aún, la abuela remata en el pueblo la faena de una biografía prolongada, poniendo rumbo a uno de esos reinos que se apagan con el atardecer mientras nos desvela la peripecia vital de la campesina, la emigrante, la esposa, la madre… En segundo plano, manteniendo la armonía del conjunto, la música, y en particular la copla, un eco de lamentos que, en boca de artistas de bandera como la Piquer, resume en pocos compases el sino cruel del amor mercenario, proscrito por una moral que desprende olor a naftalina y sacristía. La autora y su abuela despachan una narración amable que a ratos se tiñe de nostalgia o se enciende de esperanza. Y por encima de todo, la semilla que prende, el anticipo del porvenir que justifica tanto sacrificio, la renuncia a tantos sueños a favor de los que sois, somos, los herederos universales.
Os invitamos a que aprovechéis las vacaciones para escuchar El emigrante y leer Cosas nuestras, de Ilu Ros. Os resultará un ejercicio divertido y la coartada perfecta para buscar en el dial de vuestros mayores la sintonía de sus vidas sencillas. Y apasionantes. Feliz Navidad.

los desastres de la guerra

La serie de grabados más conocida de Francisco de Goya presenta una visión de la guerra radicalmente distinta a la del resto de sus contemporáneos. Carentes de todo fin propagandístico, los descarnados cobres que el pintor empezara a grabar en 1810 nos muestran el rostro más oscuro y abyecto de la guerra: el de los muertos, los asesinos, los inocentes… los indefensos, el de los que se complacen con el padecimiento ajeno, con el escarnio sangriento que alimenta la venganza y no entiende de bandos ni de patrias. Los desastres de la guerra se editaron por primera vez en 1863, treinta y cinco años después de la desaparición del autor y transcurrido casi medio siglo del fin de la Guerra de la Independencia. Pronto nos ocuparemos de este capítulo de la moderna historia de España. y más en concreto de los Episodios Nacionales en este Año Galdós que tenemos por delante. Pero sigamos la huella gráfica de este insigne precedente para identificar a los maestros del cómic español que encontraron en el género bélico un perfecto vehículo para hacer historias. Los cuadernos apaisados de Hazañas Bélicas eran leídos por millones de lectores que los compraban en los quioscos para después intercambiarlos y canjearlos literalmente hasta el desgaste… El primer número fue publicado en 1948 con el sello de la editorial Toray. Se trataba de una historieta corta en blanco y negro, escrita y dibujada por un antiguo combatiente republicano, Guillermo Sánchez Boix (1917-1960), más conocido por su sobrenombre artístico: Boixcar. El dibujante creó un estilo muy personal y discutido, utilizando tramas y fotografías para reproducir al detalle abundante maquinaria de guerra. Como se puede suponer, los guiones debían navegar en el proceloso mar de la censura, y si bien muchos de los relatos abordan cuestiones más éticas que ideológicas, era inexcusable «decantarse» por un bando u otro a la hora de contextualizar las andanzas de los protagonistas. Así, en los relatos ambientados en el Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial, «los malos» son los japoneses. En las historias del frente del este, los héroes son los alemanes y los villanos los rusos. Como se puede suponer, en los cuadernos sobre la Guerra Fría, el bando «canalla» es el comunista, formado por soviéticos, chinos, norcoreanos, vietnamitas o birmanos. La década de los cincuenta del siglo pasado fue particularmente prolífica en guionistas y dibujantes de gran talla profesional, dedicados en cuerpo y alma a producir a destajo para un mercado ávido y en expansión. García Iranzo, Luis Bermejo, Joaquin Brrenguer, Adolfo Álvarez-Buylla, Miguel Ambrosio ZaragozaVictor Mora, José Ortiz… Eran tantos en el oficio que se llegaron a crear varias agencias que operaban internacionalmente para representarlos allende nuestras fronteras. No fueron pocos los que encontraron oportunidades de promoción personal y artística en Europa e incluso en Estados Unidos, donde a la sazón se publicaban las series más difundidas e influyentes del momento. Tal fue el caso de Luis Collado Coch (Valencia, 1935), uno de los más jóvenes de esta generación prodigiosa, que publicó gran parte de sus historietas bélicas en el Reino Unido. Este autor de larguísima trayectoria fue uno de los valuartes de la revista Pacifik, una curiosa iniciativa editorial decididamente antibélica, y en la que también colaboraron Reed CrandallJoe OrlandoCarlos Giménez, Victor Hugo Arias, Gray Morrow, Alex Toth, Sergio Toppi… El experimento se prolongó en España durante tres números (que puedes leer en la biblioteca si lo deseas). Collado Coch se encargaba de las páginas centrales, a todo color. Bajo el título genérico de Historias de soldados, Collado dramatizaba la esencia misma del conflicto: unos matan y otros mueren… una sencilla disyuntiva que sin embargo no te librará de morir sepultado bajo los escombros. Como artesano en activo, Collado sigue publicando trabajos primorosos con guiones propios y excepcionalmente documentados. Nosotros hemos querido profundizar un poco más en la obra del autor valenciano. Con ello pretendemos tributar un sencillo homenaje a toda aquella generación de artistas gráficos que elevaron la historieta a la categoría que aun hoy le corresponde.

http://www.youtube.com/watch?v=G8Z_n2zOtgM

 

entrevista con José Pablo García (y II)

Segunda y última entrega del pequeño encuentro literario mantenido a la distancia con uno de nuestros autores favoritos, el creador gráfico José Pablo García, que a pesar de su juventud conoce bien el oficio y nos habla del talento y de sus preferencias como lector. Para no perdérselo.

Bl. El buen dibujante, ¿nace o se hace? O si lo prefieres: ¿un aspirante debe plantearse de entrada si tiene talento?

J.P. Lo del talento es muy discutible, y de entrada no hay que plantearse nada. Hay gente que tiene facilidad para dibujar y precisamente por eso les aburre hacerlo, y otros con mucha constancia han conseguido ser muy buenos. Pero para ser autor de cómics no hace falta dibujar especialmente bien, sino saber comunicar y narrar. Muchos de mis autores preferidos podrían considerarse dibujantes «malos«, porque son limitados técnicamente, pero sin embargo son capaces de contarte cosas de la mejor forma posible. Creo que el dibujante nace siempre, porque todos dibujamos cuando somos niños, pero por determinadas cuestiones casi todo el mundo lo va dejando con el paso del tiempo. Si se persiste, es fácil dibujar bien, porque la técnica se puede adquirir con paciencia y practicando…

 «El cómic es un medio híbrido. Cuantas más influencias mezcles más interesante será tu obra»

Bl. Nosotros intentamos motivar vocaciones incipientes… ¿qué le recomendarías a un chico (o chica) del instituto que tiene la intención de dedicarse a dibujar? ¿Qué perfil deber tener el que quiera dedicarse al mundo del tebeo?

J.P. Lo fundamental es tener algo que contar. También adquirir cierta cultura y tener interés por el cine, la literatura, el arte, la fotografía… porque el cómic es un medio híbrido, es una mezcla de todo y cuantas más influencias mezcles más interesante será tu obra. Bueno, y que te guste dibujar…

Bl. ¿Qué novela o autor clásico te gustaría adaptar al tebeo?

J.P. Llevo varios años dándole vueltas a hacer una adaptación de la obra teatral Luces de Bohemia de Valle-Inclán. El esperpento está muy relacionado con el cómic y la caricatura, y esta obra en concreto me resulta muy atractiva a nivel de diseño de personajes.

Bl. ¿Qué tres obras gráficas no deberían faltar en nuestra humilde biblioteca?

J.P. Voy a recomendar tres muy conocidas, que suelen estar en cualquier biblioteca: Maus de Art Spiegelman, Epiléptico de David B. y Persépolis de Marjane Satrapi.

Bl. Para terminar, ¿nos podías decir algo de tus proyectos más inmediatos?

J.P. Estoy adaptando la novela El 19 de marzo y el 2 de mayo, uno de los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós, que rememora el motín de Aranjuez y el levantamiento popular contra la ocupación francesa. Ha sido un encargo del ayuntamiento de Madrid y se publicará el año que viene para conmemorar el centenario de la muerte de Galdós.

Queremos agradecer a José Pablo que nos haya atendido con tanta amabilidad y que incluso nos haya confiado cuáles son sus proyectos futuros, deseándole lo mejor en este mundo tan concurrido de la novela gráfica. Estamos seguros de que pronto encontraremos nuevos trabajos de este interesante autor en los estantes de las librerías y, por supuesto, en los de nuestra pequeña biblioteca.

adán y raza, azar y nada: entrevista con José Pablo García

http://www.youtube.com/watch?v=ZWlRnrg8P3I

Este palíndromo encabeza Satarsa (1982), un relato breve de Julio Cortázar, publicado el mismo año en el que el dibujante José Pablo García se asomaba por vez primera al patio de luces de su Málaga natal. Con once primaveras tomó la alternativa en el periódico local El Sol de Antequera, remedando a uno de los grandes: Don Antonio Mingote. Han pasado algunos años desde entonces (aunque no tantos) y el estilo de este joven creador ha consolidado a lo largo de una trayectoria corta pero fructifera. Y si lo más laudatorio que se puede decir de un autor es aquello de que lo mejor está aun por llegar, se lo aplicamos sin riesgo a José Pablo, que se ha atrevido a ilustrar la obra de un historiador británico de renombre y resuelve con sobresaliente la adaptación gráfica de la novela Soldados de Salamina, del multilaureado Javier Cercas (Cáceres, 1962). El perfil y los méritos de este dibujante nos invitan a conocerle un poco más, como siempre con la intención de orientar los pasos de los que siguen su estela. Y en eso estamos…

Bl. A nosotros nos gusta pensar que el libro ilustrado, que el tebeo en sí, es una pequeña obra de arte ¿Estás de acuerdo?

J.P. Lo que hace pequeña o grande a una obra de arte es su ambición, no el medio que se utilice para expresarse, y hay autores del cómic, como Chris Ware, que están entre algunos de los artistas más importantes e influyentes del mundo. Sus libros deberían estar en los museos.

Bl. ¿El cómic es un reclamo para que las nuevas generaciones de lectores se enganchen a la gran literatura?

J.P. Los tebeos han sido fundamentales en la formación de grandes lectores a lo largo del último siglo, pero no tengo muy claro que ahora sea así, al no ser un medio tan popular como antes. Hay que pensar que en la posguerra española, por ejemplo, los niños no tenían televisor, ni videojuegos, ni móviles, ni tantas ofertas de ocio como ahora; sólo les quedaba jugar en la calle o leer tebeos, que por entonces tenían tiradas de millones de ejemplares. El uso de dibujos permite entrar en las historias de manera más inmediata y sí que es un primer paso para lectura muy valioso, pero no por ello es un medio menor que la novela, el ensayo o la poesía. Hay novelas gráficas de gran madurez y complejidad que también podrían considerarse gran literatura.

Bl. En el caso de adaptaciones tan importantes como las de Preston o Javier Cercas, ¿qué te condiciona más: la opinión de los autores o las expectativas de tus potenciales lectores?

J.P. Si pensara en la opinión de mis futuros lectores, o de los autores de esas obras, posiblemente me bloquearía y no haría nada. Ya tengo suficiente con mi nivel de autoexigencia, que me hace sufrir bastante. Mi única intención, cuando se trata de encargos de ese tipo, es contar las historias de la mejor forma y lo más claramente posible.

Bl. Después de comprobar cómo te recreas con soltura en varios estilos clásicos, ¿crees que a estas alturas tienes un estilo propio (e inconfundible)?

J.P. Sí, aunque he dado muchas vueltas en ese sentido, tengo un estilo más funcional al que siempre recurro y con el que me siento muy cómodo. Al final el estilo es algo en lo que no hay que pensar, es algo que surge después de dibujar mucho.

Bl. ¿Cómo vences el vértigo de “la página en blanco”?

J.P. No recuerdo qué se sentía con ese vértigo porque llevo algunos años sin trabajar en una historia desde cero, sólo haciendo adaptaciones, guiones de otros o historias reales con base documental. Eso no quiere decir que no le dé vueltas a la forma de representar algo, pero siempre tengo esa base para empezar a trabajar.

 «Estamos demasiado saturados de imágenes, hay demasiado ruido visual por todos lados»

Bl. Se puede decir que en La Guerra Civil Española lo que haces es “escribir con dibujos”… ¿Qué debe aportar el dibujante en un mundo donde la imagen lo domina todo?

J.P. Desde la llegada de internet, estamos demasiado saturados de imágenes, hay demasiado ruido visual por todos lados. Por eso creo que es importante ser claro, que la imagen sea directa, y contar las cosas de la manera más sencilla y efectiva posible.

Bl. En Las aventuras de Joselito homenajeas el tebeo de todo pelaje. Hace unas décadas el cómic era un consumible habitual dentro de un mercado infantil y juvenil muy dinámico, donde se leía, se releía y se intercambiaban revistas y cromos… Estampas del pasado… ¿Qué espacio tiene reservada la cultura actual al noveno arte?

J.P. Como decía antes, el cómic es un medio que no goza de la popularidad que tenía antiguamente, pero a cambio sí creo que tiene más prestigio y presencia en los medios de comunicación. Se trata con cierto respeto, y no como una afición de «frikis», que era la imagen que se tenía de ellos hasta hace muy poco.

Bl. ¿Cómo ves el cómic español en la actualidad? ¿Qué autores te parecen más interesantes?

J.P. Vivimos en un momento muy bueno, se publica más que nunca y no paran de salir nuevos autores con un gran nivel. En parte se debe a que ahora hay un mayor acceso a todo lo que se está haciendo, gracias a Internet, y eso permite que los dibujantes no vivan tan aislados como antes y se enriquezcan unos a otros. Mis preferidos son muchos, pero diré a Albert Monteys y Rayco Pulido, que me gusta todo lo que hacen, y recomiendo sobre todo a Carlos Giménez, que sigue vivo y es el autor de Paracuellos, posiblemente la obra más importante del cómic español.

(Continuará) 

¡acude! Esa frase educa

Un palíndromo tiene su propia vida. Las palabras se mueven libremente hasta que encajan en un patrón afortunado de ida y vuelta, una suerte de simetría léxica más próxima a la matemática que a la lengua… ¡Y voilá! Segmentos sonoros, recortes de un universo delirante que pocas veces se pliegan a los deseos del autor. El dibujante y diseñador gráfico José Pablo García lo ha intentado con las palindrotiras, humor gráfico sujeto a estrictas leyes capicúas. Pero si lo traemos hoy aquí es por su aportación al mundo del tebeo. En la biblioteca podemos leer la versión gráfica de La Guerra Civil Española de Paul Preston, una verdadera odisea gráfica que consistió en pasar (y decimos «pasar» porque el dibujante apenas se ahorra una coma del original) un ensayo denso de cuatrocientas páginas a un álbum de unas… ¡¡mil trescientas viñetas!! que dan cuenta de todas las derrotas del conflicto, comenzando por un homenaje a Goya (Duelo a garrotazos) para terminar con la siesta del Caudillo. A lo largo de sus doscientas cuarenta páginas nos topamos con los protagonistas de la contienda y con numerosas referencias a imágenes y cartelería de la época, entre ellas la de los milicianos en alpargatas, apuntando con el Mauser desde la trinchera. Hay precedentes, y muchos. Aquí tenemos a mano los fascículos correspondientes de La historia de España (dibujada por Luis Collado entre otros) o las ilustraciones que hace Fernando Vicente para la La Guerra Civil contada a los jóvenes, de Pérez-Reverte. Pero el desarrollo de un ensayo histórico completo requería otro enfoque, y José Pablo García decidió quemar las naves en el empeño. El resultado: un completo análisis de la Guerra Civil desde sus cimientos, rescatando decenas de nombres y de situaciones que nos ofrecen una imagen compacta del conflicto bélico a través de un prisma fresco, como de alumno aplicado que pone su talento al servicio de lo que narra. La colaboración de dibujante e historiador se prolongó en otro libro, Muerte en Guernica, del que de momento no podemos dar referencias. Siguiendo con la sucesión de encargos que el dibujante está despachando con soltura, José Pablo ha publicado este mismo año una versión gráfica de Soldados de Salamina, reconocible título del reciente premio Planeta, Javier Cercas. Por todo ello, hemos creído oportuno profundizar en el trabajo de un autor joven y prometedor que señala el camino de otros tantos que vienen detrás, e interesarnos un poco por su forma de hacer y sus proyectos futuros. Y es que en este mundo de la creación, se es o no se es

bea Triz bea

http://www.youtube.com/watch?v=gqi8oT0Pa0w

Tres cualidades a tener en cuenta… y UNO: es una autora reconocida y reconocible. Y DOS: tiene un talento más que notable. Y TRES: es una mujer muy joven que tiene las cosas muy claras, y por eso es un referente para todas aquellas que sienten que la creación es lo suyo… Además teníamos un par de libros de Bea Tormo, Triz, en la biblioteca: La vida secreta de Rebecca Paradise (Texto de Pedro Mañas) Premio Barco de Vapor 2015, y Esmeralda y yo (Texto de Juana Cortés Amunarriz) VII Premio de Literatura Infantil Ciudad de Málaga. Las credenciales no podían se mejores, así que prestos y dispuestos le pedimos una entrevista porque teníamos que saber algunas cosas que seguramente ella nos aclararía. Y, efectivamente, así fue. Aquí dejamos el resultado de la conversación, fraccionado en dos entregas. ¡Que aproveche!

BIBLIOLUCES.- Primero vamos con lo de los estudios… Ayúdanos  a convencer a una estudiante con talento de que lo suyo es el lápiz y no las integrales.

TRIZ.- Bueno, si una estudiante tiene claro que lo que le gusta es coger un lapicero para hacer dibujos y no para escribir números no debería tener que convencerla, tendría ella misma que saber qué es lo que quiere y hacerlo. A mí me enseñaron que tenía que estudiar aquello que me entusiasmase y no lo que se esperaba que hiciese sólo por tener algo estable y con dinero. Una misma tiene que tomar sus decisiones, no los demás.

BBL.- ¿Qué consejos le darías a una chica o a un chico de secundaria que quiera dedicarse a la lustración o a la historieta?

TRIZ.- Le diría que tiene que trabajar muy duro. Aún la gente no se cree que sea un trabajo serio, pero pagamos impuestos, hacemos papeleos y tenemos que organizarnos la jornada como todo el mundo. Al margen de eso, creo que es un trabajo en el que nunca dejas de aprender, y que se llega a un buen resultado con muchísimas horas de trabajo. Merece la pena, pero no es fácil.

BBL.- ¿Quién te enseña el oficio? Porque está claro que no es cosa de hacerse un máster supercaro… ¿O sí?

TRIZ.- No, no hace falta ningún máster carísimo para aprender el oficio, aunque está claro que unos estudios te ayudarán en cuestiones prácticas; color, proporción, composición… Yo no fui a la universidad y los estudios que cursé no me enseñaron gran cosa, todo hay que decirlo, pero sé que ahora hay cursos de bastante calidad. Luego, evidentemente, está tu propio interés y documentación, tienes que mantenerte al tanto de lo que se hace y echar horas en tu casa dibujando. Así es como se hace mano.

BBL.-  ¿Es el tuyo un trabajo de ocho horas con pausa para el café?

TRIZ.- ¡Ja, Ja, Ja! No. ¡Ojalá fuera algo tan organizado! Es un trabajo donde hay días de 12 horas de trabajo, otros de 4, otros de 10… depende del volumen de trabajo que tengas y de cómo te organices. No trabajas en una oficina, si ese día aún no has terminado lo que tengas para mañana tienes que hacerlo, y da igual cuantas horas estés delante del ordenador o del papel, hay que acabarlo porque tienes un cliente que lo necesita. Hay que marcarse pautas y una agenda controlada para no caer en el caos horario, pero sinceramente, nunca lo consigo.

BBL.- Tenemos una duda… el arte rupestre, ¿es obra de  hombres o de mujeres?

TRIZ.- Bueno, dicen que un gran porcentaje de las pinturas rupestres eran hechas por mujeres, que tiene sentido, eran las que se quedaban en la cueva. Quedarse todo un día metida en una cueva tenía que ser un coñazo (con perdón).

BBL.- Si revisamos la lista de galardonados con el Premio Nacional de Ilustración desde el año 1990 encontramos únicamente siete primeros premios en femenino… ¿Es que hay tanta diferencia entre mujeres y hombres en este oficio?

TRIZ.- Creo que los únicos que ven diferencias son los que dan los premios. A la hora de la verdad no hay absolutamente ninguna diferencia. Hacemos el mismo trabajo y además hay una cantera enorme de ilustradoras, así que o son muy ignorantes o huele un poco a podrido. Pregunten a los señores del jurado a ver que les dicen ellos y luego me lo contáis. (Continuará)

 

http://www.youtube.com/watch?v=WOJkmqEyp1c

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