El pueblo poderoso de los astures ¿Quiénes eran los Astures?

Los Astures eran el conjunto de tribus que habitaron los territorios de Asturias, León y Zamora durante la Edad de Hierro.

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Fue un pueblo que posiblemente se creó a partir del contacto con otras personas procedentes de Europa. F. Lopez Cuevilla, en su Etnología de la cultura castreña, propone que esta mezcla se derivó de dos posibles oleadas migratorias procedentes de Europa, la primera vino del norte, se trataba de los pueblos Sefes que huían de los Germánicos, la segunda oleada estaba compuesta por los pueblos Oestrimonios procedentes de las Islas Británicas. También hay otros autores con propuestas diferentes, algunos quieren ver sus orígenes en los Ligures, un pueblo europeo que fue desplazado por la presión céltica. Otros plantean que los Astures podrían incluirse dentro de los pueblos célticos de Europa. El debate sobre el origen de la sociedad astur sigue estando abierto pero lo cierto es que, durante la Edad de Bronce, el comercio aumentó considerablemente y el contacto con otros pueblos fue algo vital en la evolución de los grupos de humanos hacia la adquisición de nuevos conocimientos y en consecuencia hacia la edad de hierro.

Los astures ocuparon un territorio mucho más grande que la actual Asturias, limitaban al norte con el Mar Cantábrico, la parte oriental tenía sus límites en el río Deva, en el Occidente con el río Eo y hacia el Sur se extendía, pasando por León, hasta la actual Zamora. Dentro de este territorio todos se consideraban Astures pero, a su vez se dividían en otros Gens o tribus menores, lo mismo sucedía con las grandes tribus fronterizas de Galaicos y Cántabros. Para añadir un mayor grado de complejidad al territorio, esas tribus menores se dividían, a su vez, en Clanes, por ejemplo una persona podía ser de la tribu de los Astures, perteneciente al Gens de los Luggones (centro de Asturias) y concretamente al Clan de Los Cilúrnigos (Campa Torres, Gijón). Esta división gran tribu – gen – clan es bastante similar en casi toda la Península Ibérica durante los inicios del hierro. A partir del s. II a. C y hasta el s.I d. C la división territorial de la Península Ibérica sufrió grandes cambios políticos, administrativos y territoriales a manos del Imperio romano.

El Principado de Asturias, durante la Edad de Hierro, estaba ocupada por los Astures Trasmontanos, aquellos que vivían, según los romanos, tras el monte blanco o Mons Vindius. Se dividían a su vez en cuatro Gens, los Albiones, los Pésicos, los Luggones y los Vadinienses. Al Este limitaban con el pueblo cántabro de los Orgenomescos y con los Vecceos de la Meseta. Al Oeste con los pueblos galaicos de los Cibarcos, y al Sur con los Astures que habitaban León y Zamora, éstos últimos limitarían con los Vetones a la altura del Duero y con los Lusitanos hacia el Oeste.

Los Albiones eran el pueblo más occidental de los Astures Trasmontanos, todos sus castros están relacionados con la cuenca del río Navia y con las actividades mineras. No hay muchas las referencias escritas sobre este pueblo por lo que los conocimientos que se tienen de él se limitan a las labores arqueológicas. Poseían varios centros importantes en la región, es decir, castros principales que actuaban como puntos claves en la red de caminos que comunicaban las diferentes poblaciones, algunos de los más importantes son el castro de Coaña en Navia y el de San Chuis en Boal.

De los Albiones se conserva una estela funeraria del s.I d. C perteneciente según dice a un príncipe albión, en ella puede leerse en latín antiguo “Nicer hijo de Clutoso del castro de Cariaca de la casa principe de los Albiones, de 75 años, yace aquí”. Pese a la referencia que se hace en la estela al castro de Cariaca no ha podido aún encontrarse.

Los Pésicos eran un grupo principalmente dedicado al pastoreo y era bastante trashumante. Los historiadores antiguos dividen a los Pésicos en cuatro grandes clanes pero tan solo he podido encontrar referencias de uno de ellos, los Argamonicos. Se distribuyeron principalmente alrededor de la cuenca del río Narcea.

Plinio el Viejo (historiador romano del s.I d. C) nombra a este grupo junto a otros clanes y tribus para describir como se dividía el territorio astur:

El cantábrico se dividía en 22 pueblos entre Augustanos y Trasmontanos, Asturica es una ciudad magnífica, algunos de estos pueblos son los gigurri, los pesicos, los lancienses o los zoelas.

(Junguntur ic (Cantabris) Asturum XXII populi divisi in Augustanos, Trasmontanos, Asturica urbe magnifica. In his sunt Gigurri, Paesici, Lancienses, Zoelae)

Los Luggones eran el Gen más grande de los cuatros que habitaban Asturias, ocupaban toda la zona central, dominando la cuenca del río Nalón. Fue el gen que más tardó en desaparecer, todavía en el s.V d. C se hace referencia a la poderosa tribu de los Luggones, temidos por su carácter guerrero y porque, en ocasiones concretas, realizaban sacrificios humanos y animales. El castro mejor conocido de esta tribu es el Castro de Noega en la Campa Torres de Gijón, perteneciente al clan de los Cilurnigos, famosos según los escritos por sus calderos de bronce.

El Gen más oriental era la tribu de astures Vadinienses, dominaban toda la zona de los Picos de Europa incluyendo la costa. Generalmente está aceptado que este grupo eran semi-nómadas dedicados principalmente a la ganadería y con una agricultura itinerante de auto-subsistencia, con ello se intenta explicar la falta de castros y de restos de asentamientos durante toda la Edad de Hierro, algo bastante peculiar si tenemos en cuenta que todo el oriente de Asturias estuvo bastante poblado a lo largo de la prehistoria.

Estrabón, historiador romano, engloba a los Vadinienses dentro de un grupo que denomina como montañeses, en este grupo incluye a todos los pueblos de la cordillera cantábrica, es decir astures, cántabros y leoneses que habitaban Picos de Europa, de ellos dice que poseían un modo de vida muy similar:

“Los montañeses son austeros… beben agua… comen chivos… durante dos tercios del año se alimentan de bellotas de encinas, dejándolas secar, triturándolas y moliéndolas, fabrican con ello un pan que dura bastante tiempo. Conocen la cerveza, el vino lo beben en raras ocasiones, pero el que tienen lo consumen rápido en festines con sus parientes. Usan mantequilla en vez de aceite… En vez de moneda, los unos y los que viven muy al interior se sirven del trueque o cortan una lasca de plata…. Hasta la época de Bruto han usado embarcaciones de cuero… Su sal es púrpura y se vuelve blanca al moler…” Estrabón

Ptolomeo, escritor romano durante el s.II d. C nombra a la ciudad de Vadinia como una de las más importantes entre los Vadinienses, pese a ello aún no ha podido encontrarse. En ausencia de castros, las pocas referencias castreñas de los Vadinienses se limitan a un buen número de estelas funerarias, redactadas en latín, de personas pertenecientes a este Gen, fueron localizadas en Piloña, Parres, Cangues de Onís, Onís y Ponga. También se encontraron un buen número de ellas al otro lado de la cordillera, por ello se cree que era un grupo pastoril que realizaba movimientos migratorios a uno y otro lado de los Picos de Europa.

Los escritos de estas estelas astures suelen tener todos la misma estructura, se encabeza con una dedicatoria dedicada a algún Dios, muchos de época romana como las dedicatorias a los Dioses Manes y otros de procedencia autóctona como los dioses Taranus o Telenos, a continuación le sigue el nombre del difunto y el grupo gentilicio al que pertenecía, posteriormente se incluía el nombre de quién dedicaba dicha estela y su relación con el difunto, finalmente se solía añadir la frase “Que la tierra te sea leve” y se acababa con la edad de difunto. Solían alguna decoración en la cabecera, principalmente elementos vegetales como el tejo y figuras de animales. Algunos ejemplos de estelas vadinienses son las dedicadas a personajes como Plento Flavio, a Aroniaeciva, a Antonio Paterno, a Fusco Cavedo, a Elanus, A Dovidena y a Cantia entre otras. De todas ellas resulta bastante peculiar la dedicada a Dovidena porque las letras están boca abajo y debe empezarse a leer desde el último renglón, su cabecera está decorada con un elemento vegetal.

Hay que tener en cuenta que las referencias existentes sobre todo este conglomerado tribal provienen de antiguos historiadores romanos como Plinio el Viejo, Estrabón, Floro o Ptolomeo. Las únicas referencias autóctonas se limitan a algunas estelas funerarias ya escritas en latín, es decir a finales del hierro. Pese a ello hay muchos datos que se han podido comprobar mediante la arqueología, gracias a todos ellos hoy podemos saber cómo vivían los astures. UN DRUIDA ASTUR

Jerarquía en la sociedad de los astures

Líderes, Druidas y otras figuras de poder en la sociedad de los astures

Los Astures eran una gran tribu que englobaba 4 Gens (Albiones, Pesicos, Lugones y Vadinienses)  y cada uno de ellos a su vez se componían de varios clanes. El modo de vida de dichos clanes constituye el sistema social del momento. Cada clan se repartiría por varios castros próximos entre sí y cada castro formaba una unidad gentilicia donde el conjunto familiar ocupaba un lugar primordial ya que era la base de la comunidad tribal. Cada unidad familiar se componía de madre, padre, hijas e hijos, la media solía ser de cuatro personas, todos vivían en una única vivienda y compartían el espacio hasta que los hijos/as decidían crear su propia familia. Estas unidades familiares eran matriarcales.

La mujer poseía un papel muy relevante en las decisiones que tuviera que adoptar la familia, en las del castro y en las del clan, por ejemplo, a nivel familiar eran las hermanas las que debían dar su consentimiento y aprobar la mujer elegida por el hermano y poseían el derecho de ser ellas quien eligieran a dicha mujer. A nivel del castro participaban en las asambleas, representaban cargos religiosos y luchaban si era necesario junto con los hombres.

«Para impedir el saqueo de las ciudades las mujeres luchaban con los hombres manejando las armas igual que ellos, sin suplicar ni gritar cuando eran degolladas…»  Bruto Galaico

La mujer astur ha sido definida por los historiadores romanos como duras y fuertes, los escritos nos cuentan algunas de sus particularidades, por ejemplo, cuando parían lo hacían allí donde aconteciese y en silencio, evitando mostrar dolor, una vez solucionado el parto el bebé era entregado al padre quién debería de pasar con él esa primera noche, el objetivo era crear un vínculo padre – hijo similar al que poseen madre – hijo, este ritual se conoce como La Covada, pese a la importancia dada a la figura paterna el futuro niño/a tendría como tutor oficial a su tío materno, esto denota la importancia que se daba a la herencia materna.

Si la mujer astur representaba la vida social del castro, el hombre astur representa la defensa del mismo, cada castro poseía un líder militar que presidía las asambleas y que era el encargado de mantener las relaciones con otros clanes participando en los consejos tribales. Los jefes tribales poseían un adorno especial que los identificaba, era el torque, un collar abierto que se asocia al dios astur Cernunos y al poder que representaba, es un sello de identidad que se usó principalmente entre los s. VI a.C – s.I d.C.

GUERRERO ASTUR

 

Dentro del castro se le daba mucha importancia a la figura del gran guerrero y todos solían dar bastante bombo a sus hazañas y conquistas, el hecho de ser considerado un guerrero fuerte y valeroso implicaba la posibilidad de ascender socialmente y poder participar en las asambleas, consejos y quizás algún días convertirse en jefe tribal. Está bastante aceptado que dicha jefatura se transmitía a través de la línea materna, es decir, el nuevo jefe sería o el hijo mayor o el esposo de la hija mayor, sin embargo no se descartan que se accediera a este cargo de otras formas.

Los consejos tribales no se conocen hasta la época romana, esto no significa que no se hubieran realizado con anterioridad, simplemente no hay documentos escritos u otras representaciones que lo verifiquen. Con la llegada de Roma en el s.I se documentan al menos tres grandes reuniones tribales o consejos de astures, eran asambleas en las que los diferentes líderes se unieron para aumentar sus fuerzas y hacer frente al Imperio.

Si en épocas anteriores la colaboración humana era una necesidad indispensable para sobrevivir y evolucionar, a partir de la edad de los metales, con el aumento de la propiedad privada, de las riquezas individuales y de una sociedad más jerarquizada también se incrementan las actividades bélicas en el territorio, tanto que el arte de la guerra es ahora una actividad tan especializada como en su día fue la caza. Los escritores romanos son la referencia más directa que tenemos sobre cómo eran los guerreros astures, en dichos escritos se destaca que tanto hombres como mujeres participaban en la guerra, algo que sorprendía bastante a los romanos, a los hombres astures se les describe con una larga melena, ponían una cinta en la frente cuando tenían que entrar en combate, vestían comúnmente con una prenda conocida como sagum, era una especie de manto con el que cubrían el cuerpo, generalmente de color negro o marrón, siempre llevaban consigo el veneno de tejo para untar flechas, lanzas o espadas con el fin de provocar un golpe mortal al enemigo, si el daño producido por el arma no era suficiente, la infección que se derivaría a causa del veneno no encontraría cura posible, también lo usaban para suicidarse, los astures se caracterizaron por preferir el suicidio individual o colectivo antes que verse derrotado y sometido por el enemigo, ya fuera astur o extranjero.

Las armas utilizadas eran principalmente la honda, el arco, lanzas, hachas, falcatas, escudos y como característico de Asturias la espada de antena. No usaban armaduras de metal y, aunque es una desventaja a la hora de recibir y aguantar golpes, supone una ventaja al proporcionar mayor agilidad y rapidez para moverse, no había un uniforme oficial para el guerrero. Las habilidades demostradas por los guerreros astures fueron admiradas por los historiadores antiguos y los diferencian y destacan de otros pueblos “bárbaros” por su disciplina militar, sorprendiéndoles que poseyeran ese conocimiento sin que hubieran sido educados para ello. Floro, historiador del Imperio romano dejó escrito:

(Hic duae validissimae Cantabri, Astures immunes imperri agitabant)

Las fuertes gentes cántabras y astures se agitaban inmunes al poder del Imperio

FUENTE: HISTORIA DE ASTURIAS (Inma JG-historiadeasturias.com)