«Lo meyor para les turbulencias
del espíritu, ye aprender.
Ye lo único qu’enxamás se malogra.
Puedes avieyar y tremecer,
anatómicamente falando;
puedes velar nes nueches
escuchando’l desorde de les tos venes,
pue que te falte’l to únicu amor
y puedes perder el to dineru
por causa d’una bisarma;
puedes ver el mundu que te arrodia,
afaráu por llocos peligrosos,
o saber qu’el to honor ye apatayáu
nes cloaques de los espíritos más llainos.
del espíritu, ye aprender.
Ye lo único qu’enxamás se malogra.
Puedes avieyar y tremecer,
anatómicamente falando;
puedes velar nes nueches
escuchando’l desorde de les tos venes,
pue que te falte’l to únicu amor
y puedes perder el to dineru
por causa d’una bisarma;
puedes ver el mundu que te arrodia,
afaráu por llocos peligrosos,
o saber qu’el to honor ye apatayáu
nes cloaques de los espíritos más llainos.
Namá puede faese una cosa
en tales condiciones: aprender.»
en tales condiciones: aprender.»
M. Yourcenar. Sources II (Gallimard, 1999)
«Lo mejor para las turbulencias del espíritu, es aprender.
Es lo único que jamás se malogra.
Puedes envejecer y temblar, anatómicamente hablando;
puedes velar en las noches escuchando el desorden de tus venas,
puede que te falte tu único amor y puedes perder tu dinero
por causa de un monstruo; puedes ver el mundo que te rodea,
devastado por locos peligrosos, o saber que tu honor es pisoteado
en las cloacas de los espíritus más viles.
Sólo se puede hacer una cosa en tales condiciones: aprender.»
Es lo único que jamás se malogra.
Puedes envejecer y temblar, anatómicamente hablando;
puedes velar en las noches escuchando el desorden de tus venas,
puede que te falte tu único amor y puedes perder tu dinero
por causa de un monstruo; puedes ver el mundo que te rodea,
devastado por locos peligrosos, o saber que tu honor es pisoteado
en las cloacas de los espíritus más viles.
Sólo se puede hacer una cosa en tales condiciones: aprender.»