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“ A LA GUETA”

Buenas TARDES, gente amiga: Tamos en época de castañes y esfollaces … Quiero Deseavos buenes noches con un de los mios Rellatos cortos…
“ A LA GUETA”
El otoño, es el tiempo de «les castañes«, el momento de «ir a la gueta». De mis años de niña, tengo estupendos recuerdos de aquellas tardes otoñales en que a la voz de «ya ta aquí el aire les castañes»..,en casa de mi güelita, empezaban los preparativos para echarse al campo, dispuestos a recolectar el exquisito fruto. Aunque hoy en día, «les castañes» , están infravaloradas, y son miles, quizá toneladas los kilos, que quedan sin recoger, y se pierden en la frondosidad de los «castañeos»,antaño, costituían un elemento «esencial» en la alimentación de personas y animales…
A mí me encantaban asadas en el «forno», o mejor sobre la «chapa de la cocina»,..Previamente, se les hacía un corte profundo, para evitar que «explotasen», y luego se les iba dando vuelta hasta que estaban «hechas»… Eran deliciosas , tal cual, o «migadas»,con leche..¿o no?

Cocidas, también estaban ricas..con toda la piel («corbates») o quitándoles la cubierta exterior, más dura, y cociéndolas en abundante agua con una pizca de sal («pulguines»)…Todo un manjar…recién cocidas, o ya frías, al día siguiente, como «refrigerio» para el recreo envueltas en «papel de estraza.»….¿algun@ las comió así?
Ir a la «gueta», resultaba apasionante… Había que proveerse de «les morgaces», especie de pinzas de madera, que ayudaban a sujetar y abrir los «oricios».. También era «preceptivo» llevar una «fardela», para meter la cosecha, y que , a veces, se suplía con un «mandil», hecho de tela de saco, con dos bolsillos delanteros y que ,una vez llenos, se ataban con las lazadas formando una saca….En su defecto, cualquier cestu, valía.
Era grande la emoción, cuando ,después de «patiar», mucho tiempo el monte, bien calzados con «chanclos» o «katiuskas» para evitar «moyaúres», llegabas de pronto a un «claro», donde 3 ó 4, castañales ofrecían a la vista y al deseo, el espectáculo magnífico de» las bocas rientes», .de los oricios semiabiertos,y el suelo «tremáu de cañueles», que era como mi güela llamaba a las castañas que se habían caído de forma espontánea, y que no requerían más esfuerzo que «agacharse y pañar».
Con frecuencia había que «demer»…o sea, golpear desde abajo con una vara, las ramas cargadas de «oricios», y luego, ya en el suelo, proceder a «esbillalos»…, ayudándose con los piés, para recoger las castañas.
La cosecha, se guardaba en el desván , extendidas en montones, que a veces se clasificaban por tamaños. Cuando era «añu de castañes«, además, a final de temporada, se recogían los «oricios» sin abrir, y , transportados hasta un lugar cercano la casa , se amontonaban en el suelo, en un lugar abrigado, cubiertos con hojas de helecho o similar, formando «una corra».
Este procedimiento , permitía, a falta de nevera o congelador, conservar las castañas en perfecto estado de consumición durante mucho tiempo.
Yo recuerdo haber comido en Navidad, «castañes asaes» de «corra»…
Y pa qué hablar de les castañes «mayuques»…aquellas que se dejaban secar al calor con piel y todo, y que al cabo del tiempo, se mantenían blanquísimas, durísimas y riquísimas …Hoy se venden ..carísimas. ¡¡Con lo fácil y divertido que es ir a «guetales»¡¡
Pues nada…que, llegado el Otoño, SERÍA la hora de «ir a la gueta»… Es cuestión de encontrar un monte o «castañéu», no muy distante, de fácil acceso, en el que poder poner en práctica aquéllo de…«En tiempu de la castaña, el que la topa, la paña».
Carmen.

Autor:

Maestra de Llingua Asturiana Colexu Carmen Ruiz-Tilve - Uviéu

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