Publicado en Alimentos

Fiesta de la Vendimia 2022

El nuevo vino de Asturias

Nueve bodegas integran la DOP Vino de Cangas, que alcanza las 60 hectáreas en un año de vendimia adelantada

El escarpado terreno del suroccidente permite una despensa particular condicionada por la complicada orografía y un clima propio, diferente al que se da en el resto de Asturias. El cultivo de la vid forma parte de la historia de esta zona, donde el vino y su cultura han jugado un papel importante

Los estudios demuestran que en otras zonas de Asturias, como el centro y la costa maliaya, también hubo cultura vitivinícola como consecuencia de asentamientos religiosos, pues eran los monjes los que elaboraban. La diferencia en el suroccidente es que la cultura era extendida y solo la mina le consiguió arrebatar el protagonismo en el último tercio del pasado siglo.

VÍctor Álvarez Menéndez de la Bodega Monasterio de Corias (Cangas del Narcea) / J.M. Pardo

El nuevo milenio le devolvió el esplendor y le trajo el empuje definitivo cuando, en 2002, se constituyó el primer consejo regulador, formado por viticultores y elaboradores. Hoy, la familia de la ya Denominación de Origen Protegida Vino de Cangas no ha hecho más que crecer hasta incluir una superficie de viñedo en torno a las 60 hectáreas y nueve bodegas (Siluvio, La Verdea, Casa Manunca, Las Danzas, Martínez Parrondo, Monasterio de Corias, Señorío de Ibias, Vidas y Vitheras)

Lalo Méndez León de Siluvio Bodegas y Viñedos (Ibias). / J.M. Pardo

La DOP comprende los concejos de Cangas del Narcea, Degaña, Allande, Grandas de Salime, Illano, Pesoz, Ibias y Tineo, donde se practica una viticultura heroica, que es aquella condicionada por un terreno complicado con pendiente al que no puede acceder la mayoría de maquinaria agrícola. En Europa solo un 5% de la viña responde a estas peculiaridades que, igual que en Asturias, se da en las DOP Ribeira Sacra, DOP Islas Canarias y la DOP Priorat. Son las que reúnen los criterios para calificarla como Viticultura de Montaña por el Centro de Investigación, Estudio, Salvaguarda, Coordinación y Valorización de la Viticultura de Montaña

José María Martínez Parrondo de Bodega Martínez Parrondo (Cangas del Narcea). / J.M. Pardo

La vendimia en Cangas acostumbra a ser los primeros días en octubre, si bien este año se ha adelantado y ahora ya son muy pocos los productores que aún no han terminado. No es la primera vez en los últimos años que los viticultores del suroccidente empiezan a cosechar aún en verano, por lo que no achacan la situación a un año atípico en cuanto a temperaturas. A una primavera buena, con mucha uva nacida, continuó «un junio de mucho y atípico calor con tormentas prácticamente diarias», recuerda el presidente de la DOP vinícola asturiana, José María Martínez. Esta circunstancia sí la señalan como responsable de que muchos kilos de fruta se hayan perdido a consecuencia de la abundacia de mildiu, que es una enfermedad producida por el hongo Plasmopara viticola que afecta a todas las partes verdes de la vid. «Aunque no afecto igual a todas las parcelas; las vides son seres vivos que se adaptan a los cambios igual que nosotros», resume.

Ramón Coalla / J.C. Tuero

«El blanco es el que más sale, el tinto está despegando»

Ramón Coalla es una voz con experiencia dual, pues lleva mucho tiempo analizando al consumidor tras el mostrador de las tiendas que llevan su apellido en Gijón, Oviedo y Ribadesella y probando lo que hacen bodegas de todo el mundo. «El vino de Cangas ha mejorado, ahora investigan más, utilizan más tecnología y cuidan mucho más los suelos. Digamos, que se trabaja con más sentido», resume Coalla, al tiempo que cuenta cómo han cambiado los ‘coupages’. Dice que mientras antes había mucha mencía, ahora hay más base de variedades autóctonas tintas como son carrasquín, verdejo y albarín «y empiezan a despegar».

El auge es más patente en los blancos, que «son los que más se venden». «El albarín blanco ya lo tenían más controlado y lo cierto es que tiene porvenir», indica Coalla.

Todo este empuje es más evidente fuera que en Asturias, aunque «aquí estamos empezando a tirar de ello ahora, pero costó mucho trabajo». No le echa la culpa al consumidor, de hecho confiesa que hasta hace poco no había grandes vinos. «Pero eso ya quedó atrás, lo que ocurre ahora es que nos cuesta reconocer lo nuestro y mirarlo sin complejos», asegura, al tiempo que pone como ejemplo que mientras en Madrid piden sin complejos y buscan cosas diferentes, en Asturias tiramos de zonas más conocidas. «Yo les digo, ¡que viva el vino de Cangas!».

Ve como una oportunidad el empuje de los vinos atlánticos y cómo muchas bodegas están empezando a asentarse en el norte. «En Cangas, en un futuro, habrá quien quiera entrar, pero no hay viñedo para todos».

Juan Luis García. / E.C.

«El mercado tiende a vinos más frescos y con identidad»

Juan Luis García Ruiz esá a punto de cumplir una década siendo el sumiller del restaurante Casa Marcia (La Salgar, Parres), un tiempo en que ha visto en primera persona la evolución del vino de Cangas y la tendencia al alza de los vinos atlánticos.

«Desde que llegué empecé a poner los vino de Cangas en la carta del Grupo Manzano, y la verdad que causaba un poco de choque porque no se conocían debido a que es es un consejo muy joven aún», cuenta el murciano. Las cosas, dice, han cambiado: «Los clientes hasta los demandan, y ya cuesta menos introducirlos», pero por ese mismo motivo opina que debemos hacer más hincapié aún en ellos porque «la zona cada día va creciendo y salen nuevos proyectos».

Los vinos de Cangas son, para García Ruiz, «auténticos», porque tienen variedades autóctonas, representan un territorio y mantienen la filosofía de la expresión del terruño, además de ser una zona única -geográficamente hablando- en el panorama vinícola español. «Hablamos de una zona donde había mucha viña que se fue perdiendo por la mina, pero donde ahora se están recuperando toda esas parcelas muy viejas», celebra el sumiller.

El Sumiller del Año por la IWC Merchant Awards Spain (2019) aborda también el buen momento de los vinos atlánticos más allá de modas puntuales en tanto «el mercado tiende a buscar vinos más frescos, pero sin perder la personalidad y la identidad de la zona de donde procedan». Gastronómicamente, valora, son vinos que acompañan muy bien sobre todo a platos tradicionales asturianos como una fabada, pote, pitu de caleya guisado, cabritu bermeyu..

Autor:

Maestra de Llingua Asturiana Colexu Carmen Ruiz-Tilve - Uviéu

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